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Luís Rico
1986. Está canción tiene su
fuente de inspiración la sirena que llama para que los mineros su “punta” de
trabajo. Esta sirena tocó como nunca el año 1967 cuando la masacre
de la noche de San Juan, así mismo en 1986 cuando la “relocalización” de 30.000
mineros con el decreto 21060, del mismo modo en el año 2.006 cuando
los conflictos de Posokoni en Huanuni. Hoy la sirena está pronta a sonar cuando
Asalariados y Cooperativistas están a punto de enfrentarse en Colquiri.
Con esta canción le pedimos al
Presidente Evo que retorne de sus labores municipales y
venga a solucionar este problema
nacional que puede enlutar el país.
La piedra se abrió a la gota al constante menoscabo
Como el machihembre a la bota como la tierra al arado
Cayó el puño levantado deslizando mazamorras
El grito quedó colgado y golpeó la cachiporra
Ya todo estaba perdido pensaron en sus adentros
Ahora si estamos jodidos y quedaron sin aliento
Ya no eran suyas las botas, el socavón , ni las palas
Devolvieron las picotas y se quedaron sin alas
El callapo quedó firme sosteniendo los derrumbes
Permanente inamovible y desafiando a la cumbres
Se vieron en la miseria, en las calles, en las plazas
En los fandangos, las ferias, en los hielos y en las brasas
Bajaron al campamento se reunieron en la esquina
Fueron a ahogar sus lamentos en el trago de las cantinas
El trago de la cantina destiló sus esperanzas
Al igual que en las letrinas volvió el caudal a sus panzas
Una vuelta y otra más el trago mojó sus bocas
Bocas verdes por demás en sus dentaduras locas
La noche corrió su tiempo comiendo el de los mineros
Aumentando el pasatiempo del buen pedro el cantinero
Una lata de sardina para no hacer alboroto
Pancito de pulpería y como veinte locotos
Un alcolcito con agua para abrir el infinito
Después don Pedro una lagua con ají coloradito
Amaneció el campamento con malagüero ritual
La sirena está anunciando asamblea general
Se reunieron los mineros en el segundo nivel
Los ka´jchiris, los lameros, el Tío estaba también
Veintiuno cero sesenta, veintiuno cero sesenta
Veintiuno cero sesenta, veintiuno cero sesenta
Con los decretos geniales todos los asalariados
De la minas a las calles serán relocalizados
Con ellos también se irán sus mujeres y sus wawas
Llevando ollas, sartén, sus frazadas, sus enaguas
La vida de los mineros es una cosa muy seria
Hacen a otros caballeros sin salir de su miseria
No cierren nunca las minas allí podremos jugar
Unos jugar a ocultarse otros jugar a encontrar
No cierren nunca las minas para que la juventud
Aprenda en sus galerías lo que fue la esclavitud
No cierren nunca las minas que ellas nos pueden servir
Como refugio del mundo cuando este llegue a su fin.