Hace mucho tiempo atrás, una noticia comentaba que Luís Alberto Chito Valle habría cumplido pena de cárcel en Canadá. Cumplida la condena, desesperado volvió a Bolivia donde estaba estrechamente ligado al Coronel Bánzer. Se lo veía casi en primer plano cuando el canal 7 transmitía desde Palacio el discurso del presidente de facto. Posteriormente, en vagoneta acompañada de otros dos vehículos de guardia, rumbo a su agitada oficina prefectural.
Una noche notoriamente le vi sumarse a mi siempre atento público cruceño, después, gracias a Carlitos que, confirmando su ausencia para evitar fotografías, conocí su hotel en Rurrenabaque. En 2006 cuando hacíamos una gira, lo vimos en una calle de Santa Cruz, vistiendo botas tejanas pantalón y chamarra de cuero y casco de la época hitleriana, montado en una motocicleta “jarley”. El tiempo pasa y trayéndoles a la memoria el fragmento de una canción que en el género de humor ácido intenta pedagogía para las nuevas generaciones, vuelvo a ver a Chito Valle tratando de evitar bajar del avión y haciendo el supremo esfuerzo de no volver a Bolivia.
El vals de los corruptos
Al llegar el medio día
Se alborota la ciudad
Se venden discos piratas,
Libros, celulares, hojas de afeitar.
En la esquina de la plaza (Murillo)
Bien atento hay un señor
Chito Valle el “comerciante”
Vende la “Chatarra” todo al por mayor.
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