sábado, 24 de abril de 2010

Sonreír en las narices del gobierno.

Luis Rico

Marzo de 2010. Plaza Murillo esquina Comercio. Caminando por las calles de la capital política de Bolivia y palpitando el histórico tiempo que nos toca vivir, todavía me “hierve la sangre” cuando la sorpresa detiene mi paso para observar a un hombre que sonríe mirando la Catedral Metropolitana, el Parlamento Nacional y el Palacio de Gobierno. Este hombre que lleva un pañuelo blanco en el bolsillo de solapa, luce recién salido de la peluquería y lleva un maletín que “puede contener” su curriculum vitae, es el aplaudido “Mister Atlas” del ring de lucha libre nacional. Este hombre fue el guitarrista de un mariachi que alegraba las noches de bohemia etílica de los parroquianos de la calle Muñecas.

Este hombre que, según “la justicia” del tiempo de dictaduras y de democracia pactada, “supuestamente” era un elemento del aparato represor al mando de Luis Arce Gómez que, hace 30 años atrás, secuestró al sacerdote Luis Espinal, maniatado lo trasladaron al matadero de Achachicala, donde por cuatro horas, hicieron experiencias de tortura, lo ultimaron con 14 disparos y lo fueron a abandonar desnudo en la serranía. Este hombre es “supuestamente” inocente.

Hoy. Mientras la Justicia ordena desclasificar los archivos del ejército de los años ´80, mientras Olga Flores hace huelga de hambre en la puerta del Estado Mayor para encontrar a los desaparecidos, mientras en el Parlamento aprueban la ley “Marcelo Quiroga Santa Cruz”, mientras la “ley corta” permite ingresar a un tiempo altamente democrático para que, en un futuro muy próximo, podamos elegir por voto universal a los Magistrados de la Corte Suprema Justicia; Daniel Torrico, alias “Mister Atlas” sonríe en las narices del gobierno.



Foto de la cámara de un amigo

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